La historia del seat 124 :
En nuestro paisaje nacional de hace veinticinco años, el Seat 124 ya había hecho casi de todo. Como fue el primer coche que reunía una notable amplitud con unas prestaciones reseñables y un precio al alcance de la cada vez más abundante clase media, los Seat 124 y los Seat 1430, algo más veloces y lujosos, se convirtieron en el coche de la familia, el taxi con el motor de origen sustituido por un ruidoso diesel Perkins o Sava, el patrulla de la Guardia Civil de Tráfico, el premio más deseado del concurso televisivo Un, dos, tres, responda otra vez y el preferido por los cacos para salir disparados después de dar el golpe.
En el caso de las versiones con motor biárbol, que comenzó en 1973 con la aparición del Seat 1430-1600 (FU), se trataba de buenos modelos para participar en cualquiera de las carreras en cuesta y rallies que por entonces abundaban en nuestro pellejo de novillo. A diferencia de en Rusia, donde sigue en producción con la denominación Lada Nova y cuenta con una amplia gama formada por cinco motores y dos carrocerías, los Seat 124 ya habían iniciado su lento declive a partir de 1975, año en que Seat lanzó su modelo 131.
Con la producción trasladada a Pamplona, los 124 con motor biárbol dejaron de fabricarse entre el otoño de 1975 y el de 1976, continuando su existencia con el modelo 124-1800 (FL-80), más austero y peor acabado que los FU, pero a precio más asequible para dirigirse a los que quieren prestaciones (cuenta, por fin, con llantas de 5,5 pulgadas de anchura) sin importarles demasiado el confort o los detallitos coquetos. Y así seguirá el 124 más potente hasta marzo de 1978, cuando Seat aplica a este modelo algunas mejoras que no se pueden apreciar desde el exterior. Para empezar, por fin tomaba prestada la dirección de cremallera del Seat 131, y además el nuevo FL 82 incorporaba encendido electrónico, un colector de escape con salidas independientes y diversos refuerzos en la carrocería, con lo cual el coche ganaba en agrado de conducción, sobre todo por la dirección de cremallera, pero seguía llevando de origen un volante demasiado grande y unos insuficientes neumáticos de medida 155-13.
Así estaba la situación en 1978, cuando una vez más a la Administración le había dado por complicar la vida a los fabricantes de automóviles. Hasta 1976, el impuesto de lujo que tenían que pagar los automóviles al adquirirse era del 16 por ciento en los de menos de 8 CV fiscales y del 20 por ciento los de más de 8 CV. Sin embargo, en 1976 subió el impuesto hasta el 17,2 por ciento en los de menos de 8 CV y al 22 por ciento en los de más, añadiéndose en noviembre de 1977 una tercera categoría, la de los coches con más de 13 CV fiscales, cuyo impuesto subía nada menos que al… ¡35 por ciento! Ese repentino incremento perjudicaba a los modelos con cilindrada superior a 1.921 cc, en su mayoría diesel, y de hecho Chrysler y Seat se vieron obligadas a modificar los motores para reducir su cilindrada.
En el caso concreto de Seat, esto no sucedió de forma inmediata, pues los motores biárbol de origen Fiat terminaban por arriba en los 1.756 cc de los motores 1800 cuando el Gobierno aprobó la nueva norma fiscal. En cambio, para entonces Fiat tenía previsto aplicar a los 132 y 124 Spider la cilindrada de 1.995 cc (84 x 90 mm), ya utilizada desde 1976 en los Fiat 131 Abarth. Y así llegó el día en que Seat presentó su Seat 132 2000… con un motor de 1.920 cc.
Con el objetivo de sustituir los ya entonces vetustos modelos 1500, Fiat presentó su nuevo modelo 124 en el Salón de Ginebra del año 1966. Este nuevo vehículo, de categoría media y con una apariencia cercana a su antecesor, incorporaba una mecánica más moderna y estaba destinada, ya desde su gestación, a un objetivo bastante concreto, pues fue diseñado con la pretensión inicial de que se convirtiera en un coche "mundial", es decir, destinado a ser producido en las diversas plantas que Fiat tenia distribuidas en todo el mundo, entre las cuales, había la propia Seat de Barcelona.
En lo que hace referencia al aspecto mecánico, el 124 no fue un coche enteramente innovador y ni mucho menos rompió moldes previamente establecidos, sino que a pesar de que su mecánica en general era moderna y ajustada, esta tomaba muchos elementos extensamente probados por la marca, como su tracción posterior y su eje rígido, soluciones que la marca italiana conocía a la perfección. No obstante, si que Fiat incorporó avances como el freno de disco a las cuatro ruedas y un nuevo cambio con cuatro marchas sincronizadas. El resultado fue un vehículo capaz de rodar rápido por unas carreteras europeas cada vez mejores, con una capacidad interior suficiente para cinco personas más su equipaje correspondiente y un nivel de confort realmente bueno. Esto convirtió el nuevo coche en un vehículo extraordinariamente adecuado y cómodo a la hora de realizar viajes largos. Pero Fiat no se durmió con el trabajo realizado en este modelo, pues el 124 fue la plataforma ideal para que la marca de Turín desarrollase una amplia gama de vehículos que iban desde familiares hasta los deportivos más radicales, como la versión Rally o también el modelo que ilustra este artículo, el 124 Sport Coupé.
Con esta cantidad de puntos favorables, no es nada raro que este vehículo impactase de forma importante tanto en la prensa especializada como a los potenciales clientes. Gracias a esta buena aceptación, el 124 obtuvo el preciado galardón de Coche del Año en Europa, correspondiente a la edición de 1967.
Revolucionarios Seat 124 y 1430
Formando parte de este plan inicial de fabricación mundial, no fue hasta casi tres años después de darse a conocer en Italia, que el 124 se presentaría en el Salón de Barcelona, iniciándose su producción en la factoría de Seat casi inmediatamente. La aparición del 124 en España fue una revolución semejante a la que supuso el lanzamiento de este modelo en su país de origen. Este nuevo modelo fue una autentica revolución en un país inmerso en plena época del "desarrollismo", con unos habitantes acostumbrados a solo poder adquirir pequeños utilitarios de poca potencia, prestaciones modestas y escaso espacio interior. Finalmente, con el 124, este ciudadano pudo adquirir un coche grande, olvidándose así de los problemas que su querido, pero ya obsoleto 600, le daba. Otra de las ventajas importantes fue que por fin se abandonó el motor situado en la parte posterior, con sus lógicos inconvenientes y sus tan temidos "calentones", por una mecánica situada en la parte delantera, a pesar de conservar su tracción trasera. El 124 era técnicamente más avanzado, más potente y sobretodo más sofisticado que los anteriores coches fabricados por Seat. En resumen, por fin se podía acceder a un coche "europeo" con todas las de la ley.
La gama inicial del 124 se presentaría con dos importantes variantes; el familiar y el 1430, una versión más potente y deportiva del 124 que disponía de un potente motor de 1.438 c.c. de 70 CV. La variedad por lo que hace referencia a los motores que Seat incorporó el modelo protagonista de este artículo, fue notablemente extensa, empezando por la configuración básica de 1.197 c.c. y de 60/65 CV (Motor que montaría el Seat Ritmo hasta el año 1983), otro motor más capaz de 1.438 c.c. de 70CV además de los motores de 1.592 c.c., 1.756 c.c. y 1.920 c.c.
Aparte del propio año en que apareció en el mercado nacional, un año importante en la historia del Seat 124 fue concretamente 1971, cuando este modelo recibió pequeños retoques estéticos en la rejilla delantera y la sustitución de los pilotos posteriores por otros más grandes y visibles. Coincidiendo con un nuevo retoque aplicado al 124 pocos años después, la fabricación de este se traslado de Barcelona a Lanbaden (Pamplona), en la histórica planta donde años antes se habían fabricados los Austin y Mini nacionales. Mecánicamente, la novedad más importante de esta nueva puesta al día, fue que tomó el eje posterior del entonces recién aparecido 131. Después de casi 890.000 unidades fabricadas, Seat finalizó la producción del 124 en 1980, no agotándose las unidades de los almacenes hasta dos años más tarde.